El origen
de los huracanes se presenta en los mares calientes, en el momento en que se
halla una capa de aire húmedo sobre el nivel de las aguas, alcanzando la
superficie marina una temperatura máxima, y alcanza su máximo punto cuando un
sistema divergente en las capas superiores se coloca por encima de otro
sistema convergente en la base; aquí es donde se crea un vértice o
torbellino, el cual acumula gran violencia; al comienzo el huracán se asemeja a
un gran temporal, diferenciado por su evolución sobre el mar, lo que le genera
una inmensa fuente de humedad y condensación, además de una gran rapidez de
acceso de las masas al interior del mismo.
Al alcanzar
su máximo desarrollo, la disminución de la presión en su núcleo queda
limitada, pero amplía sustancialmente el área afectada por los vientos fuertes
y las precipitaciones, logrando una extensión que sobrepasa los 300 kilómetros
de diámetro.
Su
debilitamiento comienza cuando entran al continente sobre tierra firme, donde
el aire caliente y húmedo es menor o cuando su fuente de energía se ve
reducida o disminuye, o cuando su desplazamiento los lleva a altas
latitudes, donde las aguas oceánicas son más frías, ya que entre menor sea la
cantidad de vapor de agua disponible, menor es también el transporte de calor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario