En el año 2005, el huracán Katrina causó un nivel de
destrucción y muerte que dejó una huella imborrable en los Estados Unidos. De
hecho, se dice que se encuentra entre los cinco más letales de la historia del
país, y que las consecuencias económicas superaron las de cualquier catástrofe
natural que hubiera vivido hasta entonces. Dejando a un lado la extensa lista
de récords que lo acompañan, se registraron más de 1800 muertes entre los
fallecidos por el huracán mismo y quienes perdieron la vida a causa de las
inundaciones que tuvieron lugar seguidamente.
Todo comenzó el día 23 de agosto en las Bahamas y atravesó
el sur de Norte América, llevándose consigo unas cuantas vidas a medida que se
volvía más fuerte. Se sabe que pudo escalar desde la categoría 1 a la 5, y que
azotó durante días diversas regiones del país, tales como el golfo de Florida,
Texas y Luisiana, especialmente en la ciudad de Nueva Orleans. Esta última
sufrió una terrible inundación, dado un error imprevisto en sus diques, que no
habían sido diseñados con un fenómeno natural de esta envergadura en mente.
El agua cubrió gran parte de Nueva Orleans a lo largo de
varias semanas. Pero las zonas más perjudicadas a nivel material fueron las
costeras; por ejemplo, el Estado de Misisipi fue avasallado por un gran número
de embarcaciones arrastradas por violentas olas, que viajaron casi dos decenas
de kilómetros, destruyendo a su paso los edificios de varias ciudades.
Por un lado, la terrible situación que vivió la ciudad de
Nueva Orleans acarreó una serie de acusaciones y juicios, tanto al Cuerpo de Ingenieros
del Ejército norteamericano como a diversos organismos del gobierno; sin
embargo, también se halagó el trabajo de la Guardia Costera, del Centro
Nacional de Huracanes y del Servicio Meteorológico de la Nación. Como dato
curioso, debido al daño que causó Katrina al país, dicho nombre fue eliminado
de la lista de posibles denominaciones para futuros huracanes, y fue
reemplazado por Katia.
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